Nuestro cerebro no entiende de No

Publicado el 23 de diciembre de 2024, 1:11

Hoy quiero que sepas algo que además de llamar tu atención, verás que quizá sea la primera vez que te lo plantees.

Te cuento que hay numerosa cantidad de datos que en el transcurso de nuestras vidas damos por ciertos. La mayoría de nosotros por ejemplo, creemos conocernos a la perfección. Hablo de cómo somos, de qué pensamos y hasta qué somos capaces de decir o sentir ante una determinada circunstancia o persona. 

He descubierto algo que me ha dejado tecleando para no decir perpleja. No puedo dejar de pensar en ello y seguro te ocurrirá a ti. Te lo cuento ya.

Hace alrededor de más de un año y medio, en mi antiguo trabajo, creí que el realizarlo me daba adrenalina. Sabes, eso de sentir que a medida que sacas trabajo adelante, progresas, recibes buenos comentarios y esas cosas. En situaciones diferentes y ante poder llevar adelante todo lo que el día a día me exigía, los niveles de mi "adrenalina" se disparaban y me engañaban llenándome de una sensación de disfrute como si la montaña rusa en la que iba a toda velocidad me diera un aire hasta hollywoodense, tal como una chica subida a un descapotable, al que el viento la despeina mientras "conduce" y es "feliz".

A medida que transcurrió ese viaje del parque de diversiones que me había montado, me dije durante día por medio y con un autoengaño espantoso, "yo no me voy a enfermar" y adivina qué? ¿te puedes imaginar lo que me ocurrió? Claro, así es, ocurrió todo lo contrario. Me enfermé. Mi nivel de cortisol hizo un pum para arriba y se disparó. 

Una madrugada me desperté con taquicardia y pensé que me infartaba. Me fui al centro de salud, y ¡oh! sorpresa, el diagnostico fue, tiene un ataque de pánico. No entendía nada. No comprendía cómo a esa chica que experimentaba despeinarse mientras conducía el descapotable la médica le informaba que no estaba nada bien y que era hora de guardar el coche, bajar de la montaña rusa, salir del parque e ir a casa a reflexionar seriamente cómo era que había llegado a ese estado.

Cuando me mandaron a casa, tardé mucho en estar en condiciones físicas y emocionales para empezar el largo proceso que se iniciaba. Logré después de muchos meses sentirme algo mejor y fue ahí cuando recuerdo haberme hecho LA pregunta. ¿Cómo fue posible que me sucediera esto cuando me he dicho tantas veces que no me enfermaría?

Empecé a leer de todo, a buscar información, y así poco a poco descubrí que el inconsciente no entiende el NO. Lo borra, se le olvida, lo suprime, no lo registra. Así funciona, cada vez que afirmamos algo en negativo, es decir, afirmamos negando, como lo hice yo, diciéndole a mi inconsciente "NO me voy a enfermar" , éste se queda con todo el resto y quita el NO.

De esta forma, claro que te lo he simplificado, advertí que mi cerebro venía entendiendo "Me voy a enfermar" y cumplió. Me hizo caso, tanto le repetí la orden que como un buen soldado la llevó a cabo. 

Lo que podemos llamar "dialogo interno", que son esas conversaciones que tenemos habitualmente con nosotros mismos, tienen técnicas y formatos precisos para que nuestro cerebro no se confunda y termine haciendo lo contrario.

¿Te habías puesto a pensar sobre cuántas cosas nos decimos y al afirmarlas en negativo, se terminan cumpliendo?

Con todo esto que te conté, quería principalmente acercarte a dos cuestiones que son sumamente importantes:

Hablarnos a nosotros mismos es un arte en el cual debemos ser cuidadosos, amables, comprensivos, piadosos y claro está hacerlo con mucho amor. He comenzado ha hablarme como si fuera a una buena amiga; esta forma me permite ver en varias perspectivas y siempre desde el amor. Logro con esto bajar a mínimo que mi cerebro se confunda y termine cumpliendo una orden totalmente diferente a la que verdaderamente deseaba para mí.

Por otro lado debemos quitar el mito de que el estrés produce cáncer. Es muy común leer artículos tanto en digital como en revistas o magazines en donde se afirma sin ningún sustento científico que el estrés es un factor desencadenante del cáncer. Lo cual no solo carece de fundamentos de la medicina, sino que ésta en general lo descarta. Toda la información errónea o falsa, en pacientes con cáncer lo único que hace es generar sentimientos de culpabilidad sin sentido y carentes de soportes reales.

Ahora sabes que el estrés no es causa del cáncer y que mejorar nuestro dialogo interno es fundamental para estar siempre más cerca de la felicidad. Eso sí, ten cuidado si conduces un descapotable.

 

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